miércoles, 3 de agosto de 2011

El Círculo Dorado

Con el cambio de la autocaravana por el Jeep a primera hora de la mañana, salimos en dirección a Reykiavik para desayunar por allí y partir hacia nuestro primer destino, el Parque Nacional de Þingvellir. Hoy hemos hecho uno de los circuitos más turísticos de Islandia, el Círculo Dorado (Þingvellir, Geysir y Gullfoos). Al estar relativamente cerca de la capital, se organizan muchas excursiones desde Reykiavik. El Parque Nacional de Þingvellir es un valle situado en el sureste de Islandia, cercano a la península de Reykjanes y a la zona volcánica de Hengill. El valle es uno de los lugares históricos más importantes de Islandia. En el año 930, el Alþingi, una de las instituciones parlamentarias más antiguas del mundo fue fundada aquí. El Alþingi se reunía anualmente, cuando el Lögmaður (hablante de leyes) recitaba la ley a todos los congregados y también decidía en disputas.








Entre el año 999 y 1000 el Lögmaður Þorgeir Ljósvetningagoði proclamó el Cristianismo como religión oficial de Islandia. Después de su conversión se dice que, tras regresar del Alþingi, Þorgeir arrojó todas las estatuas de dioses nórdicos a la cascada que desde entonces recibe el nombre de Goðafoss (Cascada de los dioses). La independencia de la República de Islandia fue proclamada en este lugar histórico en 17 de junio de 1944 y el parque aloja asimismo la residencia de verano del Primer Ministro de Islandia.








Después de visitar el Parque Nacional y quedarnos un buen rato en la cascada, nos dirigimos al siguiente destino, Geysir, es el géiser más antiguamente conocido y uno de los ejemplos más impresionantes de este fenomeno en todo el mundo. Está situado en el valle Haukadalur, Islandia. La palabra "géiser", que sirve para describir un tipo de fuente de aguas termales, deriva de Geysir (que a su vez deriva del verbo islandés "gjósa", que significa erupcionar). El Geysir se sitúa en la colina Laugarfjall, donde también podemos encontrar, 400 metros más al sur, el géiser Strokkur.
Aquí es donde pudimos comprobar por primera vez el olor a azufre que hay en muchos lugares de la isla. La verdad que es un poco desagradable, encima acabábamos de comer y ese olor se nos metió en el estómago. El olor del azufre se asemeja a los huevos podridos.






Un poco más hacia el interior de Geysir estaba nuestro siguiente destino, la cascada de Gullfoos (Cascada Dorada) situada en el cañón del río Hvítá en el sureste de Islandia. Se encuentra en el amplio cauce del río Hvítá, que fluye hacia el sur y a un kilómetro de la cascada gira bruscamente hacia el este cayendo en tres escalones curvados. En ese momento se cae en dos saltos (11 y 21 m) en una grieta de 32 m de profundidad. Esta grieta mide unos 20 m de anchura y 2.5 km de longitud.










Nuestro primer día estaba completo, por lo que nos fuimos directamente al alojamiento que habíamos conseguido por la mañana desde la oficina de alquiler de coches. En el camino nos encontramos con el cráter Kerið, un cono volcánico lleno de agua. Nos quedábamos en Selfoos, una localidad al sur y en unas cabañas que resultaron ser un acierto. Llegamos bastante pronto, a eso de las 19.00. Buscamos alojamiento para las siguientes dos noches (bendita wifi), hicimos una pequeña compra para la cena y a la cama, caímos a eso de las 22.00.








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